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  • Writer's picturePablo Clarke

LAS CINCO CLAVES QUE EXPLICAN EL PROMETEDOR ARRANQUE DE CAMPAÑA DE LOS TOFFEES.


En solo cuatro meses y medio, mucho ha cambiado desde aquella final del 19 de mayo que nos enfrentó al Crystal Palace, en la que remontamos un 0-2 en contra para salvar la categoría en un partido verdaderamente dramático que, eso sí, acabó con el final que cualquier toffee habría soñado.

 

Tras haber disputado nuestros primeros ocho compromisos ligueros de la nueva campaña y con un arranque que ha cogido una clara trayectoria ascendente, es el momento ideal para echar la vista atrás y analizar qué factores han convertido al club que por poco salvó el descenso la temporada pasada en uno de los equipos más competitivos de la Premier League.

 

1- Frank Lampard.

 

El joven técnico inglés llegó al club el 31 de enero del presente año, con la moral del equipo hundida y a tan solo 48 horas del cierre del mercado invernal de fichajes. No parecían, en principio, los ingredientes idóneos para un entrenador que necesitaba revitalizar su carrera después de que el Chelsea prescindiera de sus servicios un año antes.

 

Por si fuera poco, la situación que atravesaba el club por aquel entonces era crítica, con una directiva que había quedado totalmente desacreditada tras la llegada y salida de un entrenador idolatrado por el eterno rival, Rafael Benítez. Los seis meses del español en el banquillo del Everton no hicieron más que engrandecer su figura en la parte roja de Merseyside.

 

La marcha de Rafael Benítez trajo una sensación de alivio para muchos aficionados toffees, pero el nivel de incertidumbre sobre el futuro seguía en aumento. La realidad indicaba que, con el estado de ánimo de los jugadores y una enorme carencia para sacar los partidos adelante, el equipo parecía destinado a caer a la segunda categoría del fútbol inglés por primera vez desde 1954.

 

Entonces apareció, entre otros nombres, la figura de Frank Lampard. ¿Y quién habría dicho que acabaría siendo nuestro salvador? Un entrenador relativamente inexperimentado y con pocos honores a su nombre (desde el punto de vista técnico) fue el elegido para salvar a una banda — que es lo que éramos, una banda — de un descenso que parecía inevitable.

 

Mérito tiene la decisión que tomó nuestro actual técnico de presentarse al cargo, pues arriesgó enormemente su reinserción en el panorama futbolístico al coger las riendas de un club que no tenía pies ni cabeza. Riesgo tuvo también su política de fichajes, aunque con menos de dos días de margen se pueden dejar pasar las inefectivas cesiones de Donny van de Beek y Dele Alli.

 

Resultados clave frente a Newcastle United, Manchester United o Chelsea (todos en nuestro fortín) hicieron que el club se acercara al objetivo marcado: asegurar la permanencia. La victoria frente al Crystal Palace, con el gol de Dominic Calvert-Lewin que todos habremos visto cien mil veces, puso fin a una de las temporadas más angustiosas para el club desde finales de los años ‘90.

 

‘Súper Frank’ por fin pudo respirar tranquilo, consciente de que una situación así no podía volver a repetirse en un club de la entidad del Everton.

 

Sin excesiva demora, la planificación para la nueva temporada se puso en marcha, tras un mes de junio callado desde el punto de vista informativo. Julio sí que trajo consigo alguna que otra noticia de relevancia, con las llegadas de James Tarkowski, Dwight McNeil y Rubén Vinagre, los tres primeros fichajes de la era Frank Lampard. La gira de pretemporada en Estados Unidos no solo demostró que la preocupante falta de gol seguía muy presente, sino que también dejó ver que una remodelación del centro del campo se hacía muy necesaria.

 

El inicio de la nueva temporada, no obstante, no esperaba a nadie y una derrota contra el Chelsea en la jornada inicial no hizo más que reafirmar que no se habían corregido muchos de los problemas que se habían visto a lo largo de la campaña anterior: al equipo le seguía faltando un ‘9’ goleador, un medio del campo apto y algo más de solidez defensiva.

 

Una segunda derrota consecutiva contra el Aston Villa revivió los fantasmas del pasado y alarmó a una directiva cuestionada de la necesidad de traer nuevas caras al club. Frank Lampard atrajo a sus filas a Conor Coady, ex-capitán de los Wolves, y al ilusionante prospecto de Amadou Onana la semana antes del choque contra los villanos, mientras que incorporó a la semana siguiente a Neal Maupay para una mayor versatilidad en la zona delantera.

 

Y aquí empezó nuestra racha de imbatibilidad. Si bien un empate contra el Nottingham Forest en casa no fue el resultado deseado, dos puntos contra Brentford y Leeds fuera de casa sí que reflejaron un grado de competitividad mayor al visto en las primeras jornadas. Entretanto, el fichaje de James Garner y sobre todo el retorno de Idrissa Gana Gueye a su casa dieron, por primera vez en mucho tiempo, una pluralidad de opciones muy interesantes al centro del campo toffee.

 

Los medios continuaban menospreciando la labor de nuestro técnico — muchos de ellos contaban con que fuese el primer entrenador destituido —, pero su trabajo en la sombra ya no solo en el mercado de fichajes, sino también sobre los terrenos de juego condujeron a un mes de septiembre muy positivo, con un empate que fácilmente pudo ser triunfo en el derbi y una primera gran victoria en casa ante el West Ham United.

 

Una segunda victoria consecutiva frente al Southampton en tierras ajenas quizás empezó a cambiar la percepción que se tiene desde fuera del vestuario toffee y extendió nuestra racha de invencibilidad a siete partidos en todas las competiciones: seis en liga y el triunfo en la copa de la liga en casa del Fleetwood Town.

 

A modo de resumen, tenemos mucho que agradecerle a ‘Súper Frank’ y sería ilógico no hacerlo. Cogió a un club al que nadie en su sano juicio habría elegido como destino, lo salvó de un descenso que parecía inevitable, cambió el perfil del equipo atrayendo a nuevos e interesantes prospectos y comenzó a pulir un estilo que nos está dando, por fin, algo de estabilidad; añadiendo a todo esto que reconstruyó un vínculo con la afición que estaba roto y sacando lo mejor de jugadores como Alex Iwobi, que llevaba años perdido en el club.

 

El joven inglés, y habrá quien esté más y quien esté menos de acuerdo, ha sido el pegamento que ha vuelto a unir las distintas partes de un club descosido y que, en definitiva, ha traído una nueva sensación de esperanza al lado azul de Liverpool.

 

2- La defensa.

 

La racha que mencionamos antes sería muy difícil de explicar si no hablamos de una defensa que ha pasado de ser en cuestión de meses un verdadero flan a la que menos goles encaja en una de las mejores ligas del mundo.

 

Gran parte de que el Everton estuviera tonteando con el descenso el año pasado se debió a una falta de liderazgo enorme en la parte de atrás. Yerry Mina, nuestro mejor central, jugaba una vez cada dos meses por problemas de lesiones y sus sustitutos (Michael Keane, Mason Holgate, Ben Godfrey…) no estaban a la altura de lo que se les exigía.

 

Ese problema fue el primero en resolverse durante el mercado de fichajes veraniego, pues el descenso al que condenamos al Burnley nos vio además arrebatarle a una de sus piezas clave, James Tarkowski. A finales de julio, y visto que los problemas físicos de Yerry Mina se acentuaban, el Everton trajo a Conor Coady, ex-capitán de los Wolves, cedido con una astuta opción de compra. Entretanto, Vitalii Mykolenko nunca dejó de aportar solidez al flanco izquierdo, mientras que el desarrollo incesante de Nathan Patterson (ahora desafortunadamente lesionado) por el lado derecho dio una nueva dimensión a los toffees tanto en defensa como en ataque.

 

Y en toda esta ecuación sería imposible dejar fuera a Jordan Pickford. El cancerbero inglés, uno de los líderes del vestuario, fue nuestro mejor jugador la pasada temporada y, sin él, seguramente habríamos acabado sucumbiendo a la EFL Championship. Pese a que los medios se centren en seguir cuestionando su figura, el canterano del Sunderland sigue acallando a sus críticos con memorables actuaciones una y otra vez.

 

La inteligente decisión de nuestro director deportivo, Kevin Thelwell, de traer a dos centrales que son verdaderos líderes ambos, junto a la juventud de nuestros dos laterales y un portero de élite han conformado una mezcla muy competitiva que nos ha llevado a ser la defensa que menos goles ha encajado en el campeonato.

 

3- El cambio de sistema

 

Muy curioso fue que en una derrota por 4-0 en pretemporada contra el Minnesota United el 4-3-3 que planteó Frank Lampard fue un fracaso descomunal, como bien refleja el resultado. No obstante, ese es el sistema que ha sacado lo mejor del Everton en estas últimas semanas.

 

Cuando el técnico inglés se hizo cargo del club, el sistema que mejor se adaptó tanto al personal disponible como a nuestra necesidad fue el 5-2-3, pero la llegada de nuevas caras pareció aclarar que el cambio de sistema debía ponerse en marcha.

 

Con la recuperación de un pivote destructivo puro en Idrissa Gana Gueye y la presencia de dos interiores trabajadores y creativos en Alex Iwobi y Amadou Onana, pasar a una línea de tres en medio ha dado un grado de orden y estabilidad al equipo infinitamente mayor, si comparamos la misma parcela el año pasado.

 

La línea de cinco atrás, en muchas ocasiones, acabó propiciando una falta de hombres en el medio campo que solía traducirse en la cesión del dominio territorial al rival y en aguantar cómo fuera el resultado. Funcionó —y a duras penas— en su momento, pero claro quedaba que no era un planteamiento sostenible de cara al futuro.

 

Frank Lampard corrigió tácticamente y el 4-3-3 que alineamos ahora ha dado muchísimo equilibrio al equipo, desprotegiendo a una defensa que, por personal, ha crecido una barbaridad y añadiendo al medio del campo un tercer hombre que iguala las fuerzas en esa batalla de las segundas acciones y de control.

 

4- Alex Iwobi.

 

Sí, le voy a dedicar una sección del artículo al nigeriano, porque su transformación en una auténtica bestia del centro del campo es muy digna de análisis.

 

El canterano del Arsenal llegó al Everton en agosto de 2019 y nunca acabó por hacerse un hueco en el once inicial, ni por conseguir el apoyo de una afición muy crítica con él. Tuvo algún pico de forma, pero en general un extremo frustrado al que le faltaba consistencia y mucha confianza en su habilidad, que cometía más errores que aciertos y del que más de un toffee habría prescindido sin pensárselo dos veces.

 

La llegada de Frank Lampard le brindó una nueva oportunidad y está sacando a relucir las mejores virtudes del nigeriano, que se ha convertido en un pilar insustituible para el Everton. Se comenzó a ganar a la afición con el gol en el minuto 99’ que dio tres puntos de oro a su equipo contra el Newcastle United y prolongó su buen rendimiento tanto en el final de temporada pasada como en el inicio de esta, siendo uno de los jugadores con más recuperaciones de balón, más pases progresivos y, además, el máximo asistente del equipo en lo que va de campaña.

 

Tan alto ha sido el nivel de Alex Iwobi que hasta fue mencionado para el jugador del mes de septiembre en la Premier League, premio que podría haberse llevado perfectamente. El nigeriano se ha convertido en un favorito de la parroquia toffee y el mayor elogio que le podemos dedicar es que ha hecho imposible que imaginemos un escenario futuro sin su figura en el centro del campo.

 

Muchísimo mérito el de Frank Lampard por descubrir una gema que estaba perdida entre los escombros de Goodison Park y por revitalizar la carrera de un jugador cuya situación en el club parecía muerta. Los medios ingleses tampoco han hecho mucho eco del rejuvenecimiento de Alex Iwobi, pero es una situación muy similar a la de Joelinton en el Newcastle, que no tiene ni la mitad del reconocimiento que merece.

 

5- La afición

 

¿Y cómo voy a hablar del Everton sin mencionar a nuestra afición? Una de las más pasionales de Inglaterra, de Europa y del mundo, una que quizás haya tenido que aguantar una cantidad de sufrimiento que no merece, pero que una y otra vez demuestra que nuestro club no es de nadie menos de nosotros.

 

No es una exageración decir que el año pasado los aficionados salvamos al club, con esas reuniones fuera del estadio antes de los partidos en casa y también cuando salíamos fuera, con ese apoyo incondicional que hacía saber a los jugadores que estábamos con ellos tanto en Goodison Park como fuera de casa.

 

Y esa buena relación entre afición y club, pese a que se siga siendo justamente crítico con la directiva, se ha trasladado a esta campaña y ha hecho de Goodison Park un sitio al que los rivales no quieren viajar. El jugador número 12 somos los aficionados toffees. Lo fuimos, lo seguimos siendo y lo seremos siempre, y ahora que estamos dando los primeros pasos de un proyecto que se ve ilusionante, viene bien recordarlo.

 

El domingo a las 20.00 hora española (a las 19.00 en Liverpool) recibimos al Manchester United, en un partido muy interesante que podrá conseguir que nuestro proyecto siga, sin prisa pero sin pausa, creciendo. Frank Lampard y sus muchachos buscarán prolongar la racha de imbatibilidad a ocho partidos, que se dice pronto.

 

Estas cinco causas, a modo de introducción a la temporada, explican nuestra rápida mejoría y por qué el club atraviesa un periodo de relativa estabilidad por primera vez en bastante tiempo, con todo de cara para que nuestro desarrollo continúe siguiendo una línea muy natural y traiga éxitos en un futuro algo más lejano.

 

 

 

 

 

 

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